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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

www.surda.se

 

 

30-01-2009

 

Carlos Amir González* 

 

Los muertos que vos matais

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Uno o muchos, comenzamos a preguntarnos donde empezó y donde terminará esta macabra danza de la Muerte, que se ha instalado desde hace mucho tiempo en la Condición Humana.

Están los que se han informado de lo que “hemos sido” desde aquellas lejanas “hordas solidarias” de nuestra prehistoria, de lo que “somos” en nuestra actual historia, y de lo que tendríamos que “ser” en un futuro no muy lejano, ya que de seguir “siendo como somos” el certificado de defunción del planeta tierra y la humanidad nos esperan a la vuelta de la esquina. Si bien esto es “categóricamente” así, hay quienes actúan como si no lo entendiesen, comprendiesen o no creyesen lo que afirman miles de científicos a lo largo y ancho del planeta, en miles de idiomas y dialectos.

“Padre, que están matando la vida – Padre, que están matando la tierra…”, nos alerta Joan Manuel Serrat, en su clara y contundente canción y en su vernáculo idioma catalán, resistente a la dictadura de Franco.

El problema está en que quienes matan como sicarios o quienes mandan matar, más allá del idioma que hablen o las cosas en las que crean, están física y biológicamente construidos como nosotros, son 65 % agua y sales, tienen mente y corazón, quizás por eso pensamiento y sentimientos, recuerdos y emociones, razones y ternura…

Pese a que el desarrollo de la vida de nuestra especie humana no ha sido “un camino de rosas”, sino que mas bien un difícil y complejo camino donde el “hombre a sido lobo del hombre”, pero donde la persistencia constructora y muchas veces reconstructora de la Humanidad ha demostrado que poseemos “vitales fuerzas esperanzadoras”.

Pero los tiempos que corren demandan de nuestra razón darnos cuenta que hemos retrocedido mucho, lejanas están nuestras “gestas civilizatorias” y hemos entrado en una espiral de caos y guerras, vamos con los ojos abiertos a una época de “barbarie”, donde el valor de la vida de cientos, de miles, de cientos de miles, de millones de seres humanos nada vale, poco importa, es un daño colateral o tal vez “una solución”. Desde el fondo de la historia, un bárbaro y siniestro personaje, sonreirá mientras nos repite…”las guerras son un mal necesario, la especie humana crece a un ritmo mayor que sus alimentos”, mentira que 200 años después se confirma como tal. La humanidad hoy día está en condiciones de producir tres veces por encima de sus necesidades, que los ciudadanos del mundo no estén en condiciones de acceder económicamente a las mismas, es otro problema producido por otras causas, la mas saliente es que vivimos en el Sistema Capitalista, se produce y comercializa para el lucro y la acumulación personal, individual, familiar, y no para cubrir las necesidades de la sociedad humana.

¿Estamos demandando un “nuevo tipo de sociedades” ? Me parece que no, que nos conformamos con las que tenemos. Las del “conformismo, individualismo, consumismo”, de parte de una cuarta parte de la Humanidad que es la que aun tiene posibilidades de concurrir a “los mercados”. Este fenómeno social y económico de poder estar del lado o contenido dentro “de los pocos” que aun tienen empleo, una casa, alimento, ropa, posibilidades de ahorro y progreso laboral que permitan el aumento de la “calidad de vida personal y familiar”, hace que dentro de las “decadentes sociedades del capitalismo actual” surjan una suerte de élites que se conforman con menos migajas de las que aun caen de la mesa del Sistema Capitalista Internacional Militar, Industrial, Comercial, del Agronegocio Alimentario, Financiero.

Estas élites conformadas por hombres y mujeres que en una etapa del desarrollo de sus vidas “sienten, palpan y padecen” las injusticias y arbitrariedades, desigualdades de las sociedades capitalistas, cuando se convierten en profesionales de diversas áreas, más específicamente del “estamento político” y hoy día fundamentalmente de “los medios de comunicación”, cambian sus posturas políticas e ideológicas “antisistémicas” y por los cambios, al ser cooptados por el Estado Capitalista o por los medios de articulación y comunicación del “orden establecido”. La cuestión del pasaje de la defensa de los intereses populares a la defensa de los intereses de los sectores sociales, económicos, políticos, “dominantes”, no es un fenómeno nuevo. Los partidos y movimientos socialdemócratas europeos devenidos en socialistas y viceversa, tienen una larga historia de traiciones a los procesos revolucionarios, y a los sectores sociales que los impulsaron.

Hoy día en las Américas comenzamos a vivir o sufrir este fenómeno. Me atrevería a decir con una mirada más abarcante sobre otros continentes, que esto no solo ocurre en las Américas. Hombres y mujeres, movimientos y partidos políticos tildados o autoproclamados de “socialistas o progresistas” , llegan a los gobiernos de las naciones con programas o promesas políticas de cambiar el sentido “ultraliberal del Capitalismo Salvaje” que ha fundido a la Humanidad, y luego de poner algunos parches a la desastrosa situación heredada, “transan con los poderes fácticos del Poder Estatuido” en lo nacional, regional e internacional y pasan a administrar el “anciano régimen” con las máscaras y ropajes del gatopardismo ( que parezca que todo cambia, mientras todo queda como estaba).

¿Qué podemos hacer? En momentos en los cuales una nación de anglosajones, que se constituyó como tal en las tierras que habita masacrando a los pueblos aborígenes, se autoproclama dueña del mundo y arrasa donde quiere y como quiere las razones de ser y de constituirse civilizada y culturalmente, de otras naciones. En momentos que su principal satélite político, ideológico y militar, el pueblo hebreo del patriarca Moisés “hace tabla rasa” de uno de los principales puntos de los 10 mandamientos que los civilizaron a ellos en su estado tribal, el “no matarás”, mientras que proceden a masacrar criminalmente al pueblo palestino.

Es el momento en que debemos retomar todas las “vías revolucionarias” para cambiar las situaciones nacionales y del mundo entero a las que nos ha llevado y dentro de las cuales nos “somete”, el actual Orden Mundial del Sistema Económico, Social y Político del Capitalismo.

Con perdón del lenguaje, las actuales Instituciones Políticas Nacionales, Regionales e Internacionales, se pasan por el trasero el hambre, el atraso, las necesidades más elementales de la condición humana.

La consigna de la Revolución Francesa “igualdad, fraternidad y libertad” de los hombres y mujeres que habitan la tierra, ha quedado como “papel pintado”. Solo el “dejar pasar y dejar hacer” a los poderosos del Núcleo de la Mezquindad Humana se ha abierto paso con su patente de corso para mejor gloria “de la acumulación desenfrenada, cada vez en menos manos”.

Tenemos que volver a Articular la Alternativa Revolucionaria a un caduco Estado de Cosas, que sin embargo se luce lozano y poderoso. Razones revolucionarias no son solo aquellas que huelen a pólvora, ellos los enemigos de los pueblos son los que exhalan este olor, tenemos que devolverle a nuestras razones y argumentos revolucionarios la fuerza “del marchar majestuoso de los pueblos libres”(Artigas). Mejores organizaciones políticas que surjan del corazón de los trabajadores y los pueblos, para poder articular Poder Popular, única razón y fuerza capaz de arrancarnos de la “civilización de la muerte” para llevarnos a esa utopía de la razón humana de socializar la tierra, los mares y el cielo para que la libertad del desarrollo y progreso para todos se extienda como una verdad imaginable y posible. Debemos ser capaces de sacar fuerzas de las flaquezas que nos asisten, nuestros héroes que han regado el árbol de la libertad con su sangre, desde el fondo de la historia nos alertan, “nada podemos esperar, si no es de nosotros mismos”. Con lo que tenemos empecemos hoy, mañana para muchos es demasiado tarde.

* Periodista uruguayo residente en Asunción - Paraguay

 

 

 

   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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